En un momento de su vida, el célebre compositor Ludwing Van Beethoven conoció la obra del escritor alemán Friedrich Schiller llamada "Oda a la alegría", y desde aquel momento manifestó su inspiración y deseo de ponerle música.
Unos años más tarde, Beethoven presentó su Sinfonía nº 9, cuyo cuarto y último movimiento estaba inspirado en aquella obra literaria.
En 1970, el cantante Miguel Ríos escribió una letra para esta melodía. Más tarde, en 1972, el Consejo de Europa adoptó la Oda como Himno, y en 1985, fue acogido como Himno de la Unión Europea.
¿Himno, poema, melodía o algo más?
Poco importa. El caso es que pocas veces en la Historia se ha dado la situación de que una melodía sea reconocida en cualquier parte del mundo y encarne tantos valores e ideales como el Himno a la Alegría.
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